Oswaldo Guayasamín (Ecuador, 1919 - 1999)
Ternura (1989)
Óleo sobre tela
Fundación Guayasamin, Quito Ecuador.
recogiendo el temblor de las altas espigas.
Se curvarán en tí las canciones maduras.
Conducirán los vientos la palabra que digas.
El mundo se hará luz en tus pupilas, hijo
y este rumor que llevo de vuelos y colmenas,
irá, como la sombra azul de un crucifijo,
sobre la ramazón florida de tus venas.
El amor, cuyo asalto de fuego me circunda
y unge mi corazón de dolorosas huellas,
será socavamiento de mareas profundas
en tu reino interior de huracanes y estrellas.
Y dirás una tarde:"La vida que me diste
tiene una obscura lepra de llantos y armonías."
(Te habías enamorado de la mujer mas triste
y en un ancho alarido se quemarán tus días).
Hijo, retoño puro y almohada de mi muerte,
flecha que se escapó de mi arco hacia el futuro,
yo lo daría todo para formarte fuerte.
Perdóname, hijo mío, si eres triste y oscuro.
Perdóname si tu alma continua las voces
que en mí nacen y caen como alas vencidas.
Si algún día tienes pena por lo que no conoces
es que te están doliendo mis heridas.
No quisiera traer tu sollozo a la vida.
Y en la mirada de ella te siento ya venir,
eres como una dulce música conocida
sobre los ventanales claros del porvenir.
Hijo, cuando se cierren los ojos de tu padre
¿por que rutas irá tu planta aventurera?
Tu recuerdo será suavidad en la tarde
y lágrima en la fiesta del huerto en primavera.
Óscar Castro Zúñiga (Chile, 1910 – 1947).
añoranza de días idos, junto a mi padre
ResponderEliminarSe añora lo que ha sido bello y bueno... y la poesía tiene el poder de invitarnos a añorar.
ResponderEliminarme hizo viajar años a cuando nació mi hijo y le leí alguna noche este poema.
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