L.E.S. (1984)
Carlos Alonso (Argentina, 1929)
Papel, acrílico y carbonilla sobre tela.
Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, Argentina.
To Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich
What
can I hold you with?
I offer you lean streets, desperate sunsets, the moon of ragged suburbs.
I offer you the bitterness of a man who has looked long and long at the lonely moon.
I offer you my ancestors, my dead men, the ghosts that living men have honoured in marble: my fathers father killed in the frontier of Buenos Aires, two bullets through his lungs, bearded and dead, wrapped by his soldiers in the hide of a cow; my mothers grandfather just twenty four- heading a charged of three hundred men in Peru, now ghosts on vanished horses.
I offer you whatever insight my books may hold, whatever manliness or humour my life.
I offer you the loyalty of a man who has never been loyal.
I offer you that kernel of myself that I have saved, somehow the central heart that deals not in words, traffics not with dreams and is untouched by time, by joy, by adversities.
I offer you the memory of yellow rose seen at sunset, years before you were born.
I offer you explanations of yourself, theories about yourself, authentic and surprising news of yourself.
I can give you my loneliness, my darkness, the hunger of my heart; I am trying to bribe you with uncertainty, with danger, with defeat.
I offer you lean streets, desperate sunsets, the moon of ragged suburbs.
I offer you the bitterness of a man who has looked long and long at the lonely moon.
I offer you my ancestors, my dead men, the ghosts that living men have honoured in marble: my fathers father killed in the frontier of Buenos Aires, two bullets through his lungs, bearded and dead, wrapped by his soldiers in the hide of a cow; my mothers grandfather just twenty four- heading a charged of three hundred men in Peru, now ghosts on vanished horses.
I offer you whatever insight my books may hold, whatever manliness or humour my life.
I offer you the loyalty of a man who has never been loyal.
I offer you that kernel of myself that I have saved, somehow the central heart that deals not in words, traffics not with dreams and is untouched by time, by joy, by adversities.
I offer you the memory of yellow rose seen at sunset, years before you were born.
I offer you explanations of yourself, theories about yourself, authentic and surprising news of yourself.
I can give you my loneliness, my darkness, the hunger of my heart; I am trying to bribe you with uncertainty, with danger, with defeat.
A
Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich
¿Con qué
puedo retenerte?
Te ofrezco magras calles, ocasos desesperados, la luna
de los corroídos suburbios.
Te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado
largamente a la luna solitaria.
Te ofrezco magras calles, ocasos desesperados, la luna
de los corroídos suburbios.
Te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado
largamente a la luna solitaria.
Te ofrezco
mis antepasados, mis muertos, los fantasmas
que hombres vivientes han honrado en mármol:
el padre de mi padre muerto en la frontera
de Buenos Aires, dos balas a través de sus pulmones,
barbado y muerto, envuelto por sus soldados
en el cuero de una vaca; el abuelo de mi madre
-con tan solo veinticuatro años- encabezando
una carga de trescientos hombres en el Perú, ahora
espectros en desvanecidos caballos.
que hombres vivientes han honrado en mármol:
el padre de mi padre muerto en la frontera
de Buenos Aires, dos balas a través de sus pulmones,
barbado y muerto, envuelto por sus soldados
en el cuero de una vaca; el abuelo de mi madre
-con tan solo veinticuatro años- encabezando
una carga de trescientos hombres en el Perú, ahora
espectros en desvanecidos caballos.
Te ofrezco cualquier
agudeza que puedan contener
mis libros, cualquier hombradía o humor en mi vida.
mis libros, cualquier hombradía o humor en mi vida.
Te ofrezco la
lealtad de un hombre que nunca ha sido leal.
Te ofrezco ese meollo de mí mismo que he salvado,
de alguna manera: el corazón central que no
comercia con palabras, no trafica con sueños,
y está intocado por el tiempo, por la alegría,
por las adversidades.
Te ofrezco ese meollo de mí mismo que he salvado,
de alguna manera: el corazón central que no
comercia con palabras, no trafica con sueños,
y está intocado por el tiempo, por la alegría,
por las adversidades.
Te ofrezco la
memoria de una rosa amarilla vista
en el ocaso, años antes de que hubieras nacido.
en el ocaso, años antes de que hubieras nacido.
Te ofrezco
explicaciones de ti misma, teorías sobre ti misma,
auténticas y sorprendentes noticias de ti misma.
auténticas y sorprendentes noticias de ti misma.
Te puedo dar
mi soledad, mi oscuridad, el hambre
de mi corazón; trato de sobornarte con
la incertidumbre, con el peligro, con la derrota.
de mi corazón; trato de sobornarte con
la incertidumbre, con el peligro, con la derrota.
Traducción
de Roberto Fernández Retamar
A Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich
¿Con qué podría
retenerte?
Te ofrezco esbeltas
calles, puestas de sol desesperadas, la luna de suburbios mal cortados.
Te ofrezco la
amargura de un hombre que ha mirado largamente la luna solitaria.
Te ofrezco mis
ancestros, mis muertos, los fantasmas que los vivos han honrado con bronce: al
padre de mi padre que murió en la frontera de Buenos Aires con dos balas que
atravesaron sus pulmones, barbado y muerto, a quien amortajaron sus soldados
con una piel de vaca; a ese bisabuelo, de la línea materna, que comandó, con
veinticuatro años, una ofensiva de trescientos hombres en el Perú, ahora sólo
fantasmas sobre monturas desleídas.
Te ofrezco, sea
cual fuere, la sapiencia que contengan mis libros, y la hombría y el humor que
contenga mi vida.
Te ofrezco la
lealtad de un hombre que jamás ha sido leal.
Te ofrezco el
núcleo duro de mí mismo que he guardado, de algún modo; el corazón central que
no comercia con palabras, no trafica con sueños, y no tocan el tiempo ni el
placer ni las adversidades.
Te ofrezco la
memoria de una rosa amarilla vista al atardecer algunos años antes de que
nacieras.
Te ofrezco
explicaciones de vos misma, teorías de vos misma, auténticas y sorprendentes
noticias de vos misma.
Te puedo dar mi
soledad, mi oscuridad, el hambre de mi corazón; intento sobornarte con incertidumbre,
con peligro, con derrota.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
De El otro, el mismo, 1964.
Jorge Luis
Borges (Argentina, 1899 - 1986).
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