Pintura y poesía

Pintura y poesía

sábado, 30 de noviembre de 2019

Yosa Buson (与謝蕪村). Largo el camino...

Paisaje con un viajero solitario (1780)
Yosa Buson (Japón, 1716-1784).
kimi yuku ya
yanagi midori ni
michi nagashi

Te marchas tú;
verdes son los sauces,
largo el camino.

Traducción: Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala.

Yosa Buson (与謝蕪村) (Japón, 1716-1784).

viernes, 29 de noviembre de 2019

Miguel Ángel Asturias. Marimba tocada por indios.

La marimba
Efraín Recinos (Guatemala, 1928 - 2011).

La marimba pone huevos en los astros... 

¡Para un huevo que ponés
tanta bulla que metés!  
¡Vení ponelo, vos, pues!

La marimba pone huevos en los astros...

El sol la desangra, la monta, es su gallo.
La marimba pone huevos en los astros.
 
¡Para un huevo que ponés
tanta bulla que metés!  
¡Vení ponelo, vos, pues!

¡Serpiente que muda de piel en los ecos!
¡Grito de madera que se bate en jícaras como el chocolate!
¡Sonido de hojas que van sobre hormigas de palo de hormigo!

¡Pereza de razas!
¡Pereza de lluvia!
¡Pereza de teclas que mascan copal!
Se masca la pena del hule.
Se tasca la pena del freno.
Los flecos se suenan mocosos de luna.
Se escupe la pena del guaro, tiñoso de riñas,
y huye el mujerío, pies, tetas y críos.
 
¡Para un huevo que ponés
tanta bulla que metés!  
¡Vení ponelo, vos, pues!

En los tecomates de negro agujero de coco
cubiertos de tela de tripa hay llanto de moscas,
peces-moscas y pájaros-moscas...
Y el gran alboroto del verde perico,
y el chisporroteo de chorchas de fuego,
y el vuelo redondo del cielo azulejo,
y los cuatrocientos sonidos cenzontles.
Trinó pito de agua, voló el azulejo,
la chorcha fue llama y gritó el perico.
 
¡Para un huevo que ponés
tanta bulla que metés!  
¡Vení ponelo, vos, pues!

Tempestad de trinos entre sus costillas,
atada de espalda, de faz a los cielos,
en el sacrificio de los prisioneros.

Danza de raíces y tribus maiceras.
La hieren de sangre picos de aves verdes
que le abren el pecho.
La hieren de leche saetas de plumas.
Flechas picaflores de punta de espina
la hieren de sueño. ¡Es sangre,
y es leche, y es sueño!...
Sangre de madera,
elástica leche de palo de hule
y sueño de cera pegado a las teclas
que cambia de carne al sonido,
que muda de hueso al sonido,
la carne africana
y el hueso de indio
se mezclan en lluvia sonora de varas y lanzas
de piedras de punta afilada,
garras de jaguares que destilan uñas,
peines de colmillos de lagartos sordos,
y belfos de pumas que destilan dientes. 
Música entre dientes y miedo dormido.
La tocan varones de piedra de rayo vestidos de blanco.
Desde el sol alargan sus brazos de fuego.
Prolongan sus dedos varillas tostadas que al golpear sus yemas
de cabello de hule, en la faz sonora del teclado apenas sostenido en hilos
de cuatro colores, van tiñendo el aire de verde, de rojo, azul y amarillo... 
Temblor coloreado de atmósfera y tierra
en que danzan montes, ceibas, caseríos
y quedan las huellas de pies, en los cactos,
huellas de las tunas en el baile verde,
huellas vegetales del gran cataclismo
que dejó las cosas vestidas de espejo,
como se vistieron cuando se creó el mundo,
como se vistieron cuando se creó el son...

¡Sonido de lluvia del telar del cielo!
¡Sonido de lluvia del panal del mundo!
¡Sonido de lluvia del sudor del hombre!
¡Sonido de lluvia de pelo de tigre!
¡Sonido de lluvia de pelo de pluma!
¡Sonido de lluvia de pelo de elote!
¡Sonido de lluvia de pelo de pino!
¡Sonido de lluvia de pelo de danta!

El son de las piedras debajo del agua,
el son del venado debajo del viento,
el son que se baila con pies parpadeantes,
carne en flor de jade, la mujer,
y el hombre,
erizo de chicha,
bajo su sombrero,
sobre sus dos pies. 
¡La Juana conmigo! 

Caen los refajos. Huyen las mujeres.
Pies, tetas y críos. Plomazos. Caballos.
Asamblea de corvos teñidos de sangre.
Parihuela de hojas teñidas de sangre.
Tierra de por medio teñida de sangre.
Escala de teclas que sirve de puente teñido de sangre.
¿Quién te hizo las teclas con brazos de cruces teñidos de sangre?

¡Torre a mecapal!
¡Algarabia de cotorritas!
¡Almáciga verde de loros que vuelan!
¡Grito de madera que se bate en jícaras como el chocolate!
¡Tejado de ocote sobre las casas de la luna!
¡Carpintero en la carpintería de la selva!
¡Manantial de trinos de guardabarranca!
¡Cenzontle borracho de aguardiente blanco!
¡Marimba tocada por indios! 

Escrito entre 1933 y 1939.

Miguel Ángel Asturias (Guatemala, 1899 – 1974).


1967

jueves, 28 de noviembre de 2019

Γ. Ρίτσος (). Ρωμιοσυνη (Grecidad). απόσπασμα (fragmento).


ΜΟΛΩΝ ΛΑΒΕ (MOLON LABE)
“Ven y tómalas”
 Palabras atribuidas por Plutarco a Leonidas I, antes de la batalla de las Termópilas 
ante la demanda del ejército enemigo de deponer las armas.
Monumento a Leonidas I en el sitio de la batalla de las Termópilas. 

Poema dedicado por Yannis Ritsos a los combatientes contra la ocupación nazi en la II guerra mundial.

Ρωμιοσυνη

Aυτά τα δέντρα δε βολεύονται με λιγότερο ουρανό,
αυτές οι πέτρες δε βολεύονται κάτου απ' τα ξένα βήματα,
αυτά τα πρόσωπα δε βολεύονται παρά μόνο στον ήλιο,
αυτές οι καρδιές δε βολεύονται παρά μόνο στο δίκιο.

Eτούτο το τοπίο είναι σκληρό σαν τη σιωπή,
σφίγγει στον κόρφο του τα πυρωμένα του λιθάρια,
σφίγγει στο φως τις ορφανές ελιές του και τ' αμπέλια του,
σφίγγει τα δόντια. Δεν υπάρχει νερό. Mονάχα φως.
O δρόμος χάνεται στο φως κι ο ίσκιος της μάντρας είναι σίδερο.
Mαρμάρωσαν τα δέντρα, τα ποτάμια κ' οι φωνές μες στον ασβέστη του ήλιου.
H ρίζα σκοντάφτει στο μάρμαρο. Tα σκονισμένα σκοίνα.
Tο μουλάρι κι ο βράχος. Λαχανιάζουν. Δεν υπάρχει νερό.
Όλοι διψάνε. Xρόνια τώρα. Όλοι μασάνε μια μπουκιά ουρανό πάνου απ' την πίκρα τους.
Tα μάτια τους είναι κόκκινα απ' την αγρύπνια,
μια βαθειά χαρακιά σφηνωμένη ανάμεσα στα φρύδια τους
σαν ένα κυπαρίσσι ανάμεσα σε δυο βουνά το λιόγερμα.

Tο χέρι τους είναι κολλημένο στο ντουφέκι
το ντουφέκι είναι συνέχεια του χεριού τους
το χέρι τους είναι συνέχεια της ψυχής τους - έχουν στα χείλια τους απάνου το θυμό
κ' έχουνε τον καημό βαθιά-βαθιά στα μάτια τους
σαν ένα αστέρι σε μια γούβα αλάτι.

Όταν σφίγγουν το χέρι, ο ήλιος είναι βέβαιος για τον κόσμο
όταν χαμογελάνε, ένα μικρό χελιδόνι φεύγει μες απ' τ' άγρια γενεια τους
όταν κοιμούνται, δώδεκα άστρα πέφτουν απ' τις άδειες τσέπες τους
όταν σκοτώνονται, η ζωή τραβάει την ανηφόρα με σημαίες και με ταμπούρλα.

Ρωμιοσύνη Ι (απόσπασμα)

Grecidad

Estos árboles no se avienen a tener menos cielo,
estas piedras no se avienen a estar bajo pasos de otros,
estos rostros no se avienen más que al sol, estos
corazones no se avienen más que a la justicia.

Este paisaje es duro como el silencio,                 
aprieta en su seno sus incandescentes piedras,
aprieta contra la luz sus huérfanos olivos y sus vides,
aprieta los dientes. No hay agua. Tan solo luz.        
El camino se pierde en la luz y la sombra de la valla es hierro.
Se han convertido en mármol los árboles, los ríos y
las voces entre la cal del sol.                                            
Las raíces tropiezan en el mármol. Los arbustos polvorientos.
La mula y la roca. Jadean. No hay agua.          
                                                                              
Todos tienen sed. Hace años ya. Todos mastican un
bocado de cielo por encima de su amargura.         
Sus ojos están enrojecidos por el insomnio,           
una profunda arruga incrustada entre sus cejas
como un ciprés entre dos montes al ponerse el sol.

Su mano está pegada al fusil                                         
el fusil es continuación de su mano                             
su mano es continuación de su alma - tienen sobre los labios la ira
y tienen una pena en lo más profundo de sus ojos
como una estrella en una poza de sal.

Cuando estrechan la mano, el sol está asegurado para el universo
cuando sonríen, una pequeña golondrina escapa de entre su ruda barba
cuando duermen, doce estrellas caen de sus vacíos bolsillos
cuando les dan muerte, la vida enfila la cuesta arriba con banderas y tambores.

Grecidad I (fragmento)

Γ. Ρίτσος, Yannis Ritsos (Grecia, 1909 - 1990)

miércoles, 27 de noviembre de 2019

Eduardo Lizalde. El tigre.


Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar (1944).
Óleo sobre tabla.
Salvador Dalí (España, 1904 - 1989). 
Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid, España.

Hay un tigre en la casa
que desgarra por dentro al que lo mira.
Y sólo tiene zarpas para el que lo espía,
y sólo puede herir por dentro,
y es enorme:
más largo y más pesado
que otros gatos gordos
y carniceros pestíferos
de su especie,
y pierde la cabeza con facilidad,
huele la sangre aun a través del vidrio,
percibe el miedo desde la cocina
y a pesar de las puertas más robustas.

Suele crecer de noche:
coloca su cabeza de tiranosaurio
en una cama
y el hocico le cuelga
más allá de las colchas.
Su lomo, entonces, se aprieta en el pasillo,
de muro a muro,
y sólo alcanzo el baño a rastras, contra el techo,
como a través de un túnel
de lodo y miel.

No miro nunca la colmena solar,
los renegridos panales del crimen
de sus ojos,
los crisoles de saliva emponzoñada
de sus fauces.

Ni siquiera lo huelo,
para que no me mate.

Pero sé claramente
que hay un inmenso tigre encerrado
en todo esto.

de El tigre en la casa, 1970.

Eduardo Lizalde (México, 1929).

martes, 26 de noviembre de 2019

Sully Prudhomme. L'habitude (La costumbre).

Junto a la chimenea (1875).
Pierre Auguste Renoir (Francia, 1841 - 1919).
Óleo sobre lienzo.
Galería Estatal de Stuttgart, Stuttgart, Alemania.

L'habitude est une étrangère
Qui supplante en nous la raison;
C'est une ancienne ménagère
Qui s'installe dans la maison.

Elle est discrète, humble, fidèle,
Familière avec tous les coins;
On ne s'occupe jamais d'elle,
Car elle a d'invisibles soins.

Elle conduit les pieds de l'homme,
Sait le chemin qu'il eût choisi,
Connaît son but sans qu'il le nomme,
Et lui dit tout bas : "Par ici."

Travaillant pour nous en silence,
D'un geste sûr, toujours pareil,
Elle a l'oeil de la vigilance,
Les lèvres douces du sommeil.

Mais imprudent qui s'abandonne
A son joug une fois porté !
Cette vieille au pas monotone
Endort la jeune liberté ;

Et tous ceux que sa force obscure
A gagnés insensiblement
Sont des hommes par la figure,
Des choses par le mouvement.

---------

La costumbre es una forastera
que suplanta a nuestra razón,
una vieja ama de casa que se instala en el hogar.
Es discreta, humilde y leal.
Conoce todos los rincones.
Nunca nos ocupamos de ella
porque sus atenciones son invisibles.

Conduce los pasos del hombre
por el camino que él hubiera elegido.
Sabe los fines que este persigue
sin que él haya de señalárselos,
y le dice con voz queda: «Por aquí. »

Trabajando en silencio para nosotros
con ademán seguro y siempre idéntico,
tiene la vigilancia en la mirada
y la dulzura del sueño en los labios.
Pero imprudente aquel
que se abandone a su yugo, una vez conocido!

Esta vieja de paso monótono
va adormeciendo la joven libertad,
y todos los que, insensiblemente,
se han dejado ganar por su fuerza oscura,
son hombres por la fisonomía,
pero son cosas por los movimientos.

Traducción: Max Grillo

Sully Prudhomme (Francia, 1839-1907).
1901

lunes, 25 de noviembre de 2019

Luis Gómez. El pueblo.

Bonares, Huelva (2015).
Acuarela

Se abre como una mazorca,
como una romántica espiral,
manantial de iglesia y pueblo viejo,
los patios íntimos,
el baulaque matinal de los sábados
¡niña, mira qué baratos los vestidos,
los zapatos de fiesta!
Como si de mayo fueran los días,
los pájaros recogen sus alas
en las puntas de las chimeneas
que suben igual que el obelisco
de la plaza Dam
-Amsterdam en escaparate-
Allá, a lo lejos, mares de plástico
harán de los brazos su fresa
¿donde comen dos? pues bien trescientos,
y la vida pasa con sus horas al conjunto.
Un grifo gotea lágrimas de cristal.
Qué hermosura de casitas se elevan
de las vastas aceras
como la creación al principio.
Poco a poco se tropieza uno con la tarde
y su queja de niña que llora,
los jornaleros hacen su café en las terrazas,
los pájaros ahogan sus cantos,
las chimeneas bajan,
arden en los salones, en fin,
se hacen los minutos la pesadilla
del insomnio que se acerca
con sus témpanos.
Cuando ya sólo queda dormir,
cuando el carpintero solucionó
a golpes todos los problemas de su edad,
recojo mi cuerpo verde
y me abandono, entre sábanas de franela,
a que vuelva el sol a mi ventana nocturna.

Luis Gómez (España, 1966).

domingo, 24 de noviembre de 2019

Mario Benedetti. Hablo de tu soledad.


Los amantes (1928)
René Magritte (Bélgica, 1898 - 1967)
Óleo sobre lienzo.
Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), Nueva York, Estados Unidos.

Hablo de tu infinita soledad
dijo el fulano
quisiera entrar al saco de tu memoria
apoderarme de ella
desmantelarla desmentirla
despojarla de su último reducto.
Tu soledad me abruma/ me alucina
dijo el fulano con dulzura
quisiera que en las noches me añorara
que me echara de menos
me recibiera a solas.
Pero sucede que/
dijo calmosamente la mengana/
si tu bendita soledad
se funde con la mía
ya no sabré si soy en vos
o vos terminás siéndome.
¿Cuál de los dos será
después de todo
mi soledad legítima?.
Mirándose a los ojos
como si perdonaran
perdonarse
adiós
dijo el fulano;
y la mengana
adiós.

Mario Benedetti (Uruguay, 1920 – 2009).

sábado, 23 de noviembre de 2019

Bai Juyi - 白居易 (también Bo Juyi o Po Chü-I). Sentado en Meditación.

Bai Juyi (s. XVII).
de Cuatro escenas de la vida del poeta Bai Jyuyi de la dinastía Tang.
Chen Hongshou (China, 1598 - 1652).
Museo Rietberg, Zúrich, Suiza.

Voy a dormir tan espontáneamente como los pájaros retornan al bosque, 
durante el día mi mente está tan libre de cuidados como la del monje mendicante. 
Mi vida es como la de la grulla que grita unas pocas veces bajo el pino, 
como la silenciosa luz de la lámpara en el bosquecito de bambúes. 
En medio de la noche me siento con las piernas cruzadas, 
ni siquiera respondo al llamado de mi hija o de mi esposa. 

Traducción: Roberto Curto.

Bai Juyi o Bo Juyi o Po Chü-I - 白居易 (China, dinastía Tang, 772 - 846).

viernes, 22 de noviembre de 2019

Lenny Pinto Suárez. Poema de agua.

Gustavo Silva Núñez (Venezuela, 1980)
Pintura fotorrealista

(Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Jaime Sabines)

Tiene el agua una hendidura, grieta de soles,
y es el paso breve de tu reflejo por sobre su faz.
Encandilada, risueña, se rizan sus ondas
contra las que tu brío hiriente se alzó para herir.
El agua tiene un velo como de almíbar
que espera (¿y qué espera?).
Un sueño muy enarbolado engendra
a la última luz que sobre los cerros resplandece.
Espera nocturna, embelesada
con sazones y diatribas lunares.
¡Qué rubores ostenta su labial capullo
lleno de casto verdor, aguamarina pura,
encrespada con bucles acuosos,
con ondas venusinas y hermanas!
Espera el siseo que revela la venida,
no poco parsimoniosa,
de aquel único querer y su punzada.
Gravedad como de cera tibia es su caer,
fuerza gravitatoria de miembros extendidos,
tan blindados como entregados:
Semeja su causa a la más moribunda cordura
y a la más asolada simula su estera.
No hay en sus ritos más espuma que esta:
so ligereza, so ligereza, so ligereza;
tal es su mantra. No hay en sus gritos llamada.
Su desnudez es de agua cual cera
en una caída lenta. ¡Y tan lenta!

Y como que exhibe, al caer,
como que muestra raíces bajo las faldas.
Busca cubrirte el agua en su quieto celo,
adornarte en ráfagas celosamente.
Su cortina se despliega,
surca éteres, lagunas, abismos, crepúsculos,
su cortina acrisolada se distiende...
pergamino que en ondas florales germina:
fiera petunia, gris crisantemo, alta begonia.
Estalactitas celan tus campos nuestros,
anegan tus pasos, corredor de fuentes selladas,
los que han acaecido sin querer.
Siente ella una constante ráfaga de locura,
una irremisible ola de sentires, todos vastos,
todos tardíos como tempranos, todos inmanentes
a la dote que te baña, que te ciñe.
Traspasada por todos los quebrantos
de la belleza más alta...
En su celo por tu brío solo ella es admirable.
La marea se arremolina a tu suspiro,
tuerce la cintura en un movimiento febril,
casi acomodado a la libertad del viento, casi;
y acompasado por la cadencia de tu verbo
se desploma y transfigura en criatura excelsa
en cuanto viertes una, media, la más frágil palabra.
Pasea lenguas líquidas, sabias, sempiternas,
sin avidez más que la de agradarte en su rito:
Máscara de monjes antiguos ella muestra,
con símbolos degenerados por el tiempo,
con renuevos de almendro nacidos verdemente
en sus bordes, sembrados en sus pliegos,
en las grietas bailarinas de su ropaje.
Fruto nacarado, teñido con tinte de eras,
así se proclama su vientre a tu roce.
He visto tu llegada, yo, solo sustancia lejana,
solo renuencia de lo conocido, he presenciado
la falacia de la distancia en tu norte...

Y tus flancos son dagas de cristal de hielo,
amenaza tu dedo toda realidad.
La ciega tu encanto, o la trastorna tu hueste.
Tu aceite ha ungido sus veredas,
aqueste paladar también moribundo,
de espesa gota ha hecho renacer el buen lago,
de embriaguez ha tornado la saturnina en lucero.
Suave, suave y lenta espesura de olivo
ha surcado la infértil tierra.
Y qué suave, suave y lenta espesura...
El fogón encrespa los dedos y crepita,
crepita el encierro dos veces ensimismado.
El olor dulce de la verdura, del apio, la cebolla,
se combina con lo amargo del sudor de la tierra.
Un ave pía allende y la reciente camada
del dueño pide por pronto alimento.
Pero el agua —frondosa en la tinaja,
fresca y recién traída, virgen, mas ya núbil
por tu causa, por tu causa— guarda su canto,
gira en su espera, danza ella, dentro, danza.
Quien ha visto el girar de su paciencia
ha conocido la estocada de los hombres:
vagando por sus venas, besando el poderío,
la historia de su bonanza, la dura amabilidad
de la servidumbre. El precio de la bondad.
Y yo, fútil sustancia que vagarosa se piensa,
que fría, cálida, duerme y renace, he presenciado
el filo hiriente que huesos pudre, que vidas nace,
que engendra ríos zaheridos, suntuosos, sin retorno.
Ay, mano que trasciende lo vivido...

Primer lugar en el IV Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas, agosto de 2019.

Lenny Pinto Suárez (Venezuela, 1990).