Pintura y poesía

Pintura y poesía

jueves, 8 de septiembre de 2016

Manuel Silva Acevedo. Lobos y ovejas.

Angustia (1878)
August Friedrich Schenck (Alemania/Francia, 1828 - 1901)
Óleo sobre lienzo
Galería Nacional de Victoria (NGV), Melbourne, Australia.

Hay un lobo en mi entraña
que pugna por nacer
Mi corazón de oveja, lerda criatura
se desangra por él

Por qué si soy oveja
deploro mi ovina mansedumbre
Por qué maldigo mi pacífica cabeza
vuelta hacia el sol
Por qué deseo ahogarme
en la sangre de mis brutas hermanas
apacentadas

Me parieron de mala manera
Me parieron oveja
Soy tan desgraciada y temerosa
No soy más que una oveja pordiosera
Me desprecio a mí misma
cuando escucho a los lobos
que aúllan monte adentro

Yo, la oveja soñadora,
pacía entre las nubes
Pero un día la loba me tragó
Y yo, la estúpida cordera,
conocí entonces la noche
la verdadera noche
Y allí en la tiniebla
de su entraña de loba
me sentí lobo malo de repente

Si me dieran a optar
sería lobo
pero qué puedo hacer si esta pobre pelleja
no relumbra como la noche negra
y estos magros colmillos no muerden ni desgarran

Si me dieran a optar
sabría acometer como acometo ahora
esta mísera alfalfa, famélica, ovejuna

Si me dieran a optar
los bosques silenciosos serían mi guarida
y mi aullido ominoso haría temblar a los rebaños
Pero qué hacer con mis albos vellones
Cómo transfigurar mi condición ovina

Yo, la obtusa oveja,
huía tropezando con mis hermanastras
El lobo nos seguía acezando
Y entonces yo, la oveja pródiga,
me quedé a la zaga
El lobo bautista me dió alcance
Se me trepó al lomo derribándome
y enterró sus colmillos en mi cuello
Vieja loba, me dijo
Vieja loba piel de oveja
Quiero morir contigo
Esperaré a los perros
La sangre me manaba a borbotones
Parecíamos un sol enterrado de cabeza
en el suelo

Yo era una oveja mansa
Siempre miré hacia el suelo
Yo era sólo una oveja rutinaria
Yo era un alma ovejuna
sedienta de aventuras
Yo era en el fondo
una oveja aventurera
Yo deseaba conventirme
en oveja descarriada
Expreso aquí mis sinceros agradecimientos
a la piadosa águila humana
que me desgarró la yugular de un picotazo. 

Manuel Silva Acevedo (Chile, 1942). 

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