En el balcón
Pedro Lira
Óleo sobre tela
Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, Chile.
Casa de mi compadre Rosendo Montes,
donde hasta el viento baila de punta y taco
donde el día se pone faja de flores
y se le ve a la luna blanco de refajo.
donde el día se pone faja de flores
y se le ve a la luna blanco de refajo.
Casa de mi compadre, donde las hembras
cantan que “la esperanza nunca se pierde”.
Allí ríen los vinos, trina la espuela
y hasta el sauce es un huaso de poncho verde.
cantan que “la esperanza nunca se pierde”.
Allí ríen los vinos, trina la espuela
y hasta el sauce es un huaso de poncho verde.
Quinta de mi compadre, donde la higuera
tiene una estera fresca sobre los suelos
y su fronda se ensancha como una clueca
que empollara canciones y juramentos.
tiene una estera fresca sobre los suelos
y su fronda se ensancha como una clueca
que empollara canciones y juramentos.
Yo he alojado en la casa de mi compadre
cuando el universo llega topeando quinchas
y el trueno se derrumba desde los Andes
como un potro que rompe riendas y cinchas.
cuando el universo llega topeando quinchas
y el trueno se derrumba desde los Andes
como un potro que rompe riendas y cinchas.
Y he besado una boca bajo su techo,
boca roja de vinos y de tonadas,
sin saber en la sombra cuál era el pecho
ni cual la carne tibia que se me daba.
boca roja de vinos y de tonadas,
sin saber en la sombra cuál era el pecho
ni cual la carne tibia que se me daba.
Y he partido en el alba como un bandido,
cuando clava el lucero su fría espuela,
con el alma llagada por un cuchillo
implacable y desnudo de la vergüenza.
cuando clava el lucero su fría espuela,
con el alma llagada por un cuchillo
implacable y desnudo de la vergüenza.
Casa de mi compadre Rosendo Montes,
no volveré a bajarme frente a tu vara,
porque me acusaron dos ojos de hombre,
no volveré a bajarme frente a tu vara,
porque me acusaron dos ojos de hombre,
y los ojos castaños de mi ahijada.
Oscar Castro Zúñiga (Chile, 1910 – 1947)
maravilloso poema.
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