Pintura y poesía

Pintura y poesía

jueves, 13 de agosto de 2015

Enrique Molina. El paso de los días.

Golconda
René Magritte
Óleo sobre lienzo
Colección Menil, Houston, Texas, Estados Unidos.

Durante cierto tiempo, sin saberlo quizás,
viví la vida cotidiana, en medio de moscas aberrantes
y gentes que decían “Buenos días”, “Adiós”
o “Eres sin duda miserable, y hasta cuando
tu maldita costumbre de perder pie, tan lamentable”.
Dedicado a trabajos absurdos, aunque a pesar de todo
la vida cotidiana
fluía beso a beso, latido a latido,
no era ni luz ni sombra, y siempre había
personas muertas o remotas en el hogar.

Pero después
llegó la extraña vida, la insaciable, la insólita,
pendiente de un hilo, convirtiendo en pasión
toda cosa, en lugares de pájaros y olas,
quemándome las manos,
envenenada por el viento y el mar, una existencia
eminentemente escandalosa, con moscas y ruinas
y bocas que decían “Buenos días”, “Adiós”
y extrañas ambiciones y maneras de morir,
todo
exactamente igual a la vida cotidiana.

Enrique Molina (Argentina, 1910 – 1997)

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