La orquesta Filarmónica de Viena, dirigida por Gustav Mahler, 1935
Max Oppenheimer
Óleo sobre tela
Oesterreichische Galerie Belvedere, Viena
El maestro sacude la batuta,
Lánguida y triste irrumpe la música...
Me recuerda mi infancia, aquel día
En que jugaba al pie del muro de un patio
Lanzándole una pelota que tenía de un lado
El deslizar de un perro verde, y del otro lado
Un caballo azul que corría con jockey amarillo...
Prosigue la música, y he aquí en mi infancia
De repente entre mí y el maestro, muro blanco,
Va y viene la pelota, ora un perro verde,
Ora un caballo azul con un jockey amarillo...
Todo el teatro es mi patio, mi infancia
Está en todos los lugares, y la pelota viene a tocar música,
Una música triste y vaga que pasea en mi patio
Vestida de perro verde tornándose jockey amarillo...
(Tan rápida gira la pelota entre yo y los músicos...)
La lanzo contra mi infancia y ella
Atraviesa todo el teatro que está a mis pies
juega con un jockey amarillo y con un perro verde
Y un caballo azul que asoma por encima del muro
De mi patio... Y la música lanza pelotas
A mi infancia... Y el muro del patio está hecho de gestos
De batuta y de rotaciones confusas de unos perros verdes
Y caballos azules y jockeys amarillos...
Todo el teatro es un muro blanco de música
Por donde un perro verde corre tras de mi saudade
De mi infancia, caballo azul con un jockey amarillo...
Y de un lado a otro, de derecha a izquierda,
Donde hay árboles y entre las ramas al pie de la copa
Con orquestas para tocar música,
Para donde hay filas de pelotas en la tienda donde la compré
Y el hombre de la tienda sonríe entre las memorias de mi infancia..
Y la música cesa como un muro que se derrumba
La pelota rueda por el despeñadero de mis sueños interrumpidos,
y desde lo alto de un caballo azul, el maestro, jockey amarillo se
torna negro,
Agradece, colocando la batuta encima de la fuga de un muro,
Y se inclina, sonriendo, con una pelota blanca sobre la cabeza.
Pelota blanca que le desaparece por las cuestas...
Lánguida y triste irrumpe la música...
Me recuerda mi infancia, aquel día
En que jugaba al pie del muro de un patio
Lanzándole una pelota que tenía de un lado
El deslizar de un perro verde, y del otro lado
Un caballo azul que corría con jockey amarillo...
Prosigue la música, y he aquí en mi infancia
De repente entre mí y el maestro, muro blanco,
Va y viene la pelota, ora un perro verde,
Ora un caballo azul con un jockey amarillo...
Todo el teatro es mi patio, mi infancia
Está en todos los lugares, y la pelota viene a tocar música,
Una música triste y vaga que pasea en mi patio
Vestida de perro verde tornándose jockey amarillo...
(Tan rápida gira la pelota entre yo y los músicos...)
La lanzo contra mi infancia y ella
Atraviesa todo el teatro que está a mis pies
juega con un jockey amarillo y con un perro verde
Y un caballo azul que asoma por encima del muro
De mi patio... Y la música lanza pelotas
A mi infancia... Y el muro del patio está hecho de gestos
De batuta y de rotaciones confusas de unos perros verdes
Y caballos azules y jockeys amarillos...
Todo el teatro es un muro blanco de música
Por donde un perro verde corre tras de mi saudade
De mi infancia, caballo azul con un jockey amarillo...
Y de un lado a otro, de derecha a izquierda,
Donde hay árboles y entre las ramas al pie de la copa
Con orquestas para tocar música,
Para donde hay filas de pelotas en la tienda donde la compré
Y el hombre de la tienda sonríe entre las memorias de mi infancia..
Y la música cesa como un muro que se derrumba
La pelota rueda por el despeñadero de mis sueños interrumpidos,
y desde lo alto de un caballo azul, el maestro, jockey amarillo se
torna negro,
Agradece, colocando la batuta encima de la fuga de un muro,
Y se inclina, sonriendo, con una pelota blanca sobre la cabeza.
Pelota blanca que le desaparece por las cuestas...
Fernando Pessoa (Portugal, 1888 – 1935)
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