El cementerio de de Saint-Privat
Alphonse de Neuville
Óleo sobre lienzo
Museo de Orsay, París, Francia.
Mientras que los gargajos rojos de la metralla
Silban surcando el cielo azul, día tras día,
Y que, escarlata o verdes, cerca del rey que ríe
Se hunden batallones que el fuego incendia en masa;
Mientras que una locura desenfrenada aplasta
Y convierte en mantillo humeante a mil hombres;
¡Pobres muertos! sumidos en estío, en la yerba,
En tu gozo, Natura, que santa los creaste,
Existe un Dios que ríe en los adamascados
Del altar, al incienso, a los cálices de oro,
Que acunado en Hosannas dulcemente se duerme.
Pero se sobresalta, cuando madres uncidas
A la angustia y que lloran bajo sus cofias negras
Le ofrecen un ochavo envuelto en su pañuelo.
Silban surcando el cielo azul, día tras día,
Y que, escarlata o verdes, cerca del rey que ríe
Se hunden batallones que el fuego incendia en masa;
Mientras que una locura desenfrenada aplasta
Y convierte en mantillo humeante a mil hombres;
¡Pobres muertos! sumidos en estío, en la yerba,
En tu gozo, Natura, que santa los creaste,
Existe un Dios que ríe en los adamascados
Del altar, al incienso, a los cálices de oro,
Que acunado en Hosannas dulcemente se duerme.
Pero se sobresalta, cuando madres uncidas
A la angustia y que lloran bajo sus cofias negras
Le ofrecen un ochavo envuelto en su pañuelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar. Tu comentario será leído y publicado pronto.