La caída de Ícaro
Jabob Peter Gowy
Óleo sobre lienzo
Museo El Prado, Mdrid, España.
Con Ícaro, de Creta se escapaba
Dédalo, y ya las alas extendía,
y al hijo, que volando le seguía,
con amor maternal amonestaba:
Que si el vuelo más alto levantaba,
la cera con el sol se desharía,
y en el mismo peligro le pondría
el agua y su vapor, si más bajaba.
Mas el soberbio mozo, y poco experto,
enderezóse luego al alto cielo
y, ablandada la cera en la altura,
perdió las alas, y en el aire muerto,
recibiéndole el mar del alto vuelo,
por el nombre le dio la sepultura.
Dédalo, y ya las alas extendía,
y al hijo, que volando le seguía,
con amor maternal amonestaba:
Que si el vuelo más alto levantaba,
la cera con el sol se desharía,
y en el mismo peligro le pondría
el agua y su vapor, si más bajaba.
Mas el soberbio mozo, y poco experto,
enderezóse luego al alto cielo
y, ablandada la cera en la altura,
perdió las alas, y en el aire muerto,
recibiéndole el mar del alto vuelo,
por el nombre le dio la sepultura.
Hernando de Acuña (España, 1520 – 1580)
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