Loica
Claudio Gay
Litografía
Atlas de la Historia Física y Política de Chile
Mas no volaremos tanto. Todavía nos quedan
verdades de ver y de tocar en tierra firme.
Al tenor de tanto himno celeste desbordado
cantan también las aves.
Los pájaros del cielo
y de la tierra juntos. Exaltado conciertos
en este anfiteatro que va de rama en rama;
al compás de una misma e invisible batuta
cantan todas las aves del bosque reunidas.
Al tenor de tanto himno celeste desbordado
cantan también las aves.
Los pájaros del cielo
y de la tierra juntos. Exaltado conciertos
en este anfiteatro que va de rama en rama;
al compás de una misma e invisible batuta
cantan todas las aves del bosque reunidas.
Así, la diuca araucana, de albo delantal;
el chincol repentino, de militares bríos;
el jilguero romántico; la enamorada torcaza;
el tordo todo de luto; el zorzal silbador
la loica damnificada, de ensangrentado pecho,
el pájaro carpintero, empecinado artesano
que hace retemblar con su pico todopoderoso
las enormes columnas de este lírico Olimpo.
el chincol repentino, de militares bríos;
el jilguero romántico; la enamorada torcaza;
el tordo todo de luto; el zorzal silbador
la loica damnificada, de ensangrentado pecho,
el pájaro carpintero, empecinado artesano
que hace retemblar con su pico todopoderoso
las enormes columnas de este lírico Olimpo.
Esta rápida enumeración es incompleta,
que aún quedan allí cantando en el olvido
celebérrimos maestros del madrigal más dulce,
todos de sobresaliente cartel en esta plaza.
que aún quedan allí cantando en el olvido
celebérrimos maestros del madrigal más dulce,
todos de sobresaliente cartel en esta plaza.
Y, además, el concierto de los sapos.
La ilustre sapería cantando a voz en cuello
debajo de la noche, en su proscenio líquido;
a toda orquesta, ateridas batuta y levita;
sus largas y enfermizas querellas con la luna,
sus castañuelas secas y sus tenaces crótalos,
sus contrapuntos sin fin con las estrellas.
La ilustre sapería cantando a voz en cuello
debajo de la noche, en su proscenio líquido;
a toda orquesta, ateridas batuta y levita;
sus largas y enfermizas querellas con la luna,
sus castañuelas secas y sus tenaces crótalos,
sus contrapuntos sin fin con las estrellas.
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