Pintura y poesía

Pintura y poesía

miércoles, 10 de junio de 2015

Juvencio Valle. En donde se aconseja no volar más alto que los pájaros.

Loica
Claudio Gay
Litografía
Atlas de la Historia Física y Política de Chile

Mas no volaremos tanto. Todavía nos quedan 
verdades de ver y de tocar en tierra firme. 
Al tenor de tanto himno celeste desbordado 
cantan también las aves. 
         Los pájaros del cielo 
y de la tierra juntos. Exaltado conciertos 
en este anfiteatro que va de rama en rama; 
al compás de una misma e invisible batuta 
cantan todas las aves del bosque reunidas.

Así, la diuca araucana, de albo delantal; 
el chincol repentino, de militares bríos; 
el jilguero romántico; la enamorada torcaza; 
el tordo todo de luto; el zorzal silbador 
la loica damnificada, de ensangrentado pecho, 
el pájaro carpintero, empecinado artesano 
que hace retemblar con su pico todopoderoso 
las enormes columnas de este lírico Olimpo.

Esta rápida enumeración es incompleta, 
que aún quedan allí cantando en el olvido 
celebérrimos maestros del madrigal más dulce, 
todos de sobresaliente cartel en esta plaza.

Y, además, el concierto de los sapos. 
La ilustre sapería cantando a voz en cuello 
debajo de la noche, en su proscenio líquido; 
a toda orquesta, ateridas batuta y levita; 
sus largas y enfermizas querellas con la luna, 
sus castañuelas secas y sus tenaces crótalos, 
sus contrapuntos sin fin con las estrellas.

Juvencio Valle (Chile, 1900 – 1999)


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