Pintura y poesía

Pintura y poesía

viernes, 30 de junio de 2017

Manuel Benítez Carrasco. Romance del niño que todo lo quería ser.

Niño riendo asomado a una ventana (entre 1670 y 1680)
Bartolomé Esteban Murillo (España, 1617 - 1682)
Óleo sobre lienzo
Galería Nacional, Londres, Reino Unido.

El niño quiso ser pez;
metió los pies en el río.
Estaba tan frío el río
que ya no quiso ser pez.
El niño quiso ser ave;
se asomó al balcón del aire.
Estaba tan alto el aire
que ya no quiso ser ave.
El niño quiso ser perro;
se puso a ladrar a un gato.
Le trató tan mal el gato
que ya no quiso ser perro.
El niño quiso ser hombre;
le estaban tan mal los años
que ya no quiso ser hombre.
y ya no quiso crecer,
no quería crecer el niño
se estaba tan bien de niño,
pero tuvo que crecer.
Y una tarde, al volver
a su placita de niño
el hombre quiso ser niño
pero ya no pudo ser.

Manuel Benítez Carrasco (España, 1922  1999).

jueves, 29 de junio de 2017

Gustavo Adolfo Becquer. Rima XXI.

Lady Maria Conyngham (1824-25)
Sit Thomas Lawrence (Reino Unido, 1769–1830)
Óleo sobre lienzo
Museo Metropolitano de Arte (MET), Nueva York, Estados Unidos.


¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Que es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía… eres tú.


Gustavo Adolfo Bécquer (España, 1836 – 1870). 

miércoles, 28 de junio de 2017

Friedrich Wilhelm Nietzsche. Sin amor por las personas pero enamorada de Dios.

Nietzsche y Lou Andreas-Salomé
Julián Grau Santos (España, 1937)

Lou:

Que yo sufra mucho carece de importancia comparado con el problema de
que no seas capaz, mi querida Lou, de reencontrarte a ti misma. Nunca
he conocido a una persona más pobre que tu:

Ignorante pero con mucho ingenio
Capaz de aprovechar al máximo lo que conoce
Sin gusto pero ingenua respecto de esta carencia
Sincera y justa en minucias, por tozudez en general

En una escala mayor, en la actitud total hacia la vida:
Insincera
Sin la menor sensibilidad para dar o recibir.
Carente de espíritu e incapaz de amar
En afectos, siempre enferma y al borde de la locura
Sin agradecimiento, sin vergüenza hacia sus benefactores…

En particular:
Nada fiable
De mal comportamiento
Grosera en cuestiones de honor…
Un cerebro con incipientes indicios de alma
El carácter de un gato: el depredador disfrazado de animal doméstico
Nobleza como reminiscencia del trato con personas más nobles
Fuerte voluntad pero no un gran objeto
Sin diligencia ni pureza
Sensualidad cruelmente desplazada
Egoísmo infantil como resultado de atrofia y retraso sexual
Sin amor por las personas pero enamorada de Dios
Con necesidad de expansión
Astuta, llena de autodominio ante la sexualidad masculina.

Tuyo

F.N.

Friedrich Wilhelm Nietzsche (Alemania, 1844 - 1900).

martes, 27 de junio de 2017

Leopoldo María Panero. Te mataré mañana cuando la luna salga.

Edvard Munch (Noruega, 1863 - 1944)
Desnudo femenino de rodillas (1919)
Óleo sobre lienzo
Fundación Sarah Campbell, Texas, Estados Unidos. 

Te mataré mañana cuando la luna salga
y el primer somormujo me diga su palabra
te mataré mañana poco antes del alba
cuando estés en el lecho, perdida entre los sueños
y será como cópula o semen en los labios
como beso o abrazo, o como acción de gracias
te mataré mañana cuando la luna salga
y el primer somormujo me diga su palabra
y en el pico me traiga la orden de tu muerte
que será como beso o como acción de gracias
o como una oración porque el día no salga
te mataré mañana cuando la luna salga
y ladre el tercer perro en la hora novena
en el décimo árbol sin hojas ya ni savia
que nadie sabe ya por qué está en pie en la tierra
te mataré mañana cuando caiga la hoja
decimotercera al suelo de miseria
y serás tú una hoja o algún tordo pálido
que vuelve en el secreto remoto de la tarde
te mataré mañana, y pedirás perdón
por esa carne obscena, por ese sexo oscuro
que va a tener por falo el brillo de este hierro
que va a tener por beso el sepulcro, el olvido
te mataré mañana cuando la luna salga
y verás cómo eres de bella cuando muerta
toda llena de flores, y los brazos cruzados
y los labios cerrados como cuando rezabas
o cuando me implorabas otra vez la palabra
te mataré mañana cuando la luna salga,
y así desde aquel cielo que dicen las leyendas
pedirás ya mañana por mí y mi salvación
te mataré mañana cuando la luna salga
cuando veas a un ángel armado de una daga
desnudo y en silencio frente a tu cama pálida
te mataré mañana y verás que eyaculas
cuando pase aquel frío por entre tus dos piernas
te mataré mañana cuando la luna salga
te mataré mañana y amaré tu fantasma
y correré a tu tumba las noches en que ardan
de nuevo en ese falo tembloroso que tengo
los ensueños del sexo, los misterios del semen
y será así tu lápida para mí el primer lecho
para soñar con dioses, y árboles, y madres
para jugar también con los dados de noche
te mataré mañana cuando la luna salga
y el primer somormujo me diga su palabra.


de El último hombre (1984).

Leopoldo María Panero (España, 1948 – 2014).

lunes, 26 de junio de 2017

Pablo de Rokha. A la manera de antaño.

La casa del ahorcado (1873)
Paul Cézanne (Francia, 1839 - 1906)
Óleo sobre lienzo
Museo de Oesay, París, Francia. 

Gran hogar patriarcal lleno de nidos,
de muérdagos y rémoras felices;
un pan de sal para los días idos
y un pan de mar para los días grises.

La proa afronta contra la ola (heridos),
a los corsarios sobre cien países,
o andamos por la aldea atardecidos
tragando sol o cazando perdices.

Le invade de chacales la retórica,
pero yo echo la orinada histórica
sobre sus catres de metales blandos.

Y aunque toda la horda nos acosa,
medio a medio de los caminos, rosa
de humo y piedra, la tribu está brillando.


De Dinamo, 1925

Pablo de Rokha (Chile, 1894 – 1968). 

domingo, 25 de junio de 2017

Luis Rogelio Nogueras. Halt!

¿Hacia dónde..? (1553)
Ismail Shammout (Palestina, 1930 – 2006).

La artillería israelí sigue cañoneando
campamentos de refugiados palestinos
en el Sur del Líbano (de la prensa)


Recorro el camino que recorrieron 4000000
de espectros.
Bajo mis botas, en la mustia, helada tarde de
otoño
cruje dolorosamente la grava.
Es Auschwitz, la fábrica de horror
que la locura humana erigió
a la gloria de la muerte.
Es Auschwitz, estigma en el rostro sufrido de
nuestra época.
Y ante los edificios desiertos,
ante las cercas electrificadas,
ante los galpones que guardan toneladas de
cabellera humana
ante la herrumbrosa puerta del horno donde
fueron incinerados
padres de otros hijos,
amigos de amigos desconocidos,
esposas, hermanos,
niños que, en el último instante,
envejecieron millones de años,
pienso en ustedes, judíos de Jerusalem y Jericó,
pienso en ustedes, hombres de la tierra de Sión,
que estupefactos, desnudos, ateridos
cantaron la hatikvah en las cámaras de gas;
pienso en ustedes y en vuestro largo y doloroso
camino
desde las colinas de Judea
hasta los campos de concentración del III Reich.
Pienso en ustedes
y no acierto a comprender
cómo
olvidaron tan pronto
el vaho del infierno

Auschwitz-Cracovia octubre 21 de 1979

Luis Rogelio Nogueras (Cuba, 1944 – 1985). 

sábado, 24 de junio de 2017

Bernardo Colipán Filgueira. Noche de wetripantu.

Camino a Mamuil Malal, IX Región (2013).
Óleo sobre tela

Anochece. Una mano dibuja en los vidrios
el rostro de una helada, cuyo nombre ha olvidado.
Los manzanos sueñan la felicidad
de compartir el mundo con los pájaros.
La Nueva Salida del Sol ilumina
el camino de los perdidos.
El invierno hunde sus pies
dejando una huella sin forma.
La estación de las lluvias es nuestro único consuelo.
Noche de Wetripantu. Un nuevo orden perdura en las cosas.                                                                                                                   
La memoria recupera el silencio anterior a la palabra.

Bernardo Colipán Filgueira (Chile, 1967).

viernes, 23 de junio de 2017

Juana de Ibarbourou. La higuera.

La higuera (1917)
Hermenegildo Anglada Camarasa (España, 1871 – 1959).
  
Porque es áspera y fea, 
porque todas sus ramas son grises, 
yo le tengo piedad a la higuera.

En mi quinta hay cien árboles bellos, 
ciruelos redondos, 
limoneros rectos 
y naranjos de brotes lustrosos.

En las primaveras, 
todos ellos se cubren de flores 
en torno a la higuera.

Y la pobre parece tan triste 
con sus gajos torcidos que nunca 
de apretados capullos se viste...

Por eso, 
cada vez que yo paso a su lado, 
digo, procurando 
hacer dulce y alegre mi acento: 
«Es la higuera el más bello 
de los árboles todos del huerto».

Si ella escucha, 
si comprende el idioma en que hablo, 
¡qué dulzura tan honda hará nido 
en su alma sensible de árbol!

Y tal vez, a la noche, 
cuando el viento abanique su copa, 
embriagada de gozo le cuente:

¡Hoy a mí me dijeron hermosa!



Juana de Ibarbourou (Uruguay, 1892 – 1979).

jueves, 22 de junio de 2017

Juan Ramón Jiménez. Lluvia de otoño.

Otoño II (1912).
Vasili Kandinsky (Rusia, 1866–1944).
Óleo sobre lienzo
Coleccion Phillips, Washington, D.C., Estados Unidos

(Llueve, llueve dulcemente...)

... El agua lava la yedra;

rompe el agua verdinegra;
el agua lava la piedra...
Y en mi corazón ardiente,
llueve, llueve dulcemente.

Esta el horizonte triste;
¿el paisaje ya no existe?;
un dia rosa persiste
en el pálido poniente...
Llueve, llueve dulcemente.

Mi frente cae en mi mano.
¡Ni una mujer, ni un hermano!
¡Mi juventud pasa en vano!
—Mi mano deja mi frente...—
¡Llueve, llueve dulcemente!

¡Tarde, llueve; tarde, llora;
que, aunque hubiera un sol de aurora
no llegaría mi hora
luminosa y floreciente!
¡Llueve, llora dulcemente!

Juan Ramón Jiménez (España, 1881 - 1958).

1956

miércoles, 21 de junio de 2017

César Vallejo. LX de Trilce.

Corredor (2012)
Dan Webb (Seattle, Estados Unidos, 1965)
Arce tallado

Es de madera mi paciencia,
sorda, vegetal.

      Día que has sido puro, niño, inútil,
que naciste desnudo, las leguas
de tu marcha, van corriendo sobre
tus doce extremidades, ese doblez ceñudo
que después deshiláchase
en no se sabe qué últimos pañales.

      Constelado de hemisferios de grumo,
bajo eternas américas inéditas, tu gran plumaje,
te partes y me dejas, sin tu emoción ambigua,
sin tu nudo de sueños, domingo.

      Y se apolilla mi paciencia,
y me vuelvo a exclamar: ¡Cuándo vendrá
el domingo bocón y mudo del sepulcro;
cuándo vendrá a cargar este sábado
de harapos, esta horrible sutura
del placer que nos engendra sin querer,
y el placer que nos DestieRRA!


De Trilce, 1922.

César Vallejo (Perú, 1892 - 1938).

lunes, 19 de junio de 2017

Alberto Caeiro (heterónimo de Fernando Pessoa). V de El guardador de rebaños.

Dos tucanes
Fátima Corrêa
Brasil
https://fatimacorrea.wordpress.com/

V

Há metafísica bastante em não pensar em nada. 

O que penso eu do mundo? 
Sei lá o que penso do mundo! 
Se eu adoecesse pensaria nisso. 

Que ideia tenho eu das cousas? 
Que opinião tenho sobre as causas e os efeitos? 
Que tenho eu meditado sobre Deus e a alma 
E sobre a criação do Mundo? 
Não sei. Para mim pensar nisso é fechar os olhos 
E não pensar. É correr as cortinas 
Da minha janela (mas ela não tem cortinas). 

O mistério das cousas? Sei lá o que é mistério! 
O único mistério é haver quem pense no mistério. 
Quem está ao sol e fecha os olhos, 
Começa a não saber o que é o sol 
E a pensar muitas cousas cheias de calor. 
Mas abre os olhos e vê o sol, 
E já não pode pensar em nada, 
Porque a luz do sol vale mais que os pensamentos 
De todos os filósofos e de todos os poetas. 
A luz do sol não sabe o que faz 
E por isso não erra e é comum e boa. 

Metafísica? Que metafísica têm aquelas árvores? 
A de serem verdes e copadas e de terem ramos 
E a de dar fruto na sua hora, o que não nos faz pensar, 
A nós, que não sabemos dar por elas. 
Mas que melhor metafísica que a delas, 
Que é a de não saber para que vivem 
Nem saber que o não sabem? 

«Constituição íntima das cousas»... 
«Sentido íntimo do Universo»... 
Tudo isto é falso, tudo isto não quer dizer nada. 
É incrível que se possa pensar em cousas dessas. 
É como pensar em razões e fins 
Quando o começo da manhã está raiando, e pelos lados das árvores 
Um vago ouro lustroso vai perdendo a escuridão. 

Pensar no sentido íntimo das cousas 
É acrescentado, como pensar na saúde 
Ou levar um copo à água das fontes. 
O único sentido íntimo das cousas 
É elas não terem sentido íntimo nenhum. 

Não acredito em Deus porque nunca o vi. 
Se ele quisesse que eu acreditasse nele, 
Sem dúvida que viria falar comigo 
E entraria pela minha porta dentro 
Dizendo-me, Aqui estou! 

(Isto é talvez ridículo aos ouvidos 
De quem, por não saber o que é olhar para as cousas, 
Não compreende quem fala delas 
Com o modo de falar que reparar para elas ensina.) 

Mas se Deus é as flores e as árvores 
E os montes e sol e o luar, 
Então acredito nele, 
Então acredito nele a toda a hora, 
E a minha vida é toda uma oração e uma missa, 
E uma comunhão com os olhos e pelos ouvidos. 

Mas se Deus é as árvores e as flores 
E os montes e o luar e o sol, 
Para que lhe chamo eu Deus? 
Chamo-lhe flores e árvores e montes e sol e luar; 
Porque, se ele se fez, para eu o ver, 
Sol e luar e flores e árvores e montes, 
Se ele me aparece como sendo árvores e montes 
E luar e sol e flores, 
É que ele quer que eu o conheça 
Como árvores e montes e flores e luar e sol. 

E por isso eu obedeço-lhe, 
(Que mais sei eu de Deus que Deus de si próprio?), 
Obedeço-lhe a viver, espontaneamente, 
Como quem abre os olhos e vê, 
E chamo-lhe luar e sol e flores e árvores e montes, 
E amo-o sem pensar nele, 
E penso-o vendo e ouvindo, 
E ando com ele a toda a hora.


V
.
Hay metafísica bastante en no pensar en nada.
.
¿Qué pienso yo del mundo?
¡Qué sé yo lo que pienso del mundo!
Si me enfermara pensaría en eso.
.
¿Qué idea tengo yo de las cosas?
¿Qué opinión tengo sobre las causas y los efectos?
¿Qué es lo que he meditado sobre Dios y el alma
Y sobre la creación del Mundo?
No sé. Para mí pensar en eso es cerrar los ojos
Y no pensar. Es correr las cortinas
De mi ventana (pero no tiene cortinas).
.
¿El misterio de las cosas? ¡Qué sé yo lo que es el misterio!
El único misterio es que haya alguien que piense en el misterio.

Quien está al sol y cierra los ojos,
Comienza a no saber lo que es el sol
Y a pensar muchas cosas llenas de calor.
Pero si abre los ojos y ve el sol,
Y ya no puede pensar en nada,
Es porque la luz del sol vale más que los pensamientos
De todos los filósofos y de todos los poetas.
La luz del sol no sabe lo que hace
Y por eso no se equivoca y es común y buena.
.
¿Metafísica? ¿Qué metafísica tienen aquellos árboles?
La de ser verdes y copudos y de tener ramas
Y la de dar fruto en su hora, lo que no nos hace pensar,
A nosotros, que no sabemos entenderlos
¿Pero qué mejor metafísica que la de ellos
Que es de no saber para qué viven
Ni saber que no lo saben?
.
“Constitución íntima de las cosas”…
“Sentido íntimo del Universo”…
Todo esto es falso, todo esto no quiere decir nada.
Es increíble que se pueda pensar en cosas de ésas.
Es como pensar en razones y fines
Cuando el comienzo de la mañana está rayando
y por los lados de los árboles
Un vago oro lustroso va perdiendo la oscuridad.
.
Pensar en el sentido íntimo de las cosas
Es, acrecentado, como pensar en la salud
O llevar un vaso al agua de las fuentes.
.
El único sentido íntimo de las cosas
Es que ellas no tienen sentido íntimo ninguno.
.
No creo en Dios porque nunca lo vi.
Si Él quisiera que yo creyera en Él,
Sin duda que vendría a hablar conmigo
Y entraría adentro por mi puerta
Diciéndome, ¡Aquí estoy!
.
(Esto es tal vez ridículo a los oídos
De quien, por no saber lo que es mirar las cosas,
No comprende a quien habla de ellas
Con el modo de hablar que reparar en ellas enseña)
.
Pero si Dios es las flores y los árboles
Y los montes y sol y el rayo de luna.
Entonces creo en Él,
Entonces creo en Él a toda hora,
Y mi vida toda es una oración y una misa,
Y una comunión con los ojos y por los oídos.
.
Pero si Dios es los árboles y las flores
Y los montes y el rayo de luna y el sol,
¿Para qué le llamo Dios?
Le llamo flores y árboles y montes y sol y rayo de luna;
Porque si Él se hizo, para que yo lo vea,
Sol y rayo de luna y flores y árboles y montes,
Si Él se me aparece como árboles y montes
Y rayo de luna y sol y flores,
Es que Él quiere que yo lo conozca
como árboles y montes y flores y rayo de luna y sol.
.
Y por eso yo lo obedezco
(¿Qué más sé yo de Dios, que Dios de sí mismo?),
Le obedezco viviendo, espontáneamente,
Como quien abre los ojos y ve,
Y le llamo rayo de luna y sol y flores y árboles y montes,
Y lo amo sin pensar en Él
Y lo pienso viendo y oyendo,
Y ando con Él a toda hora.

Traducción de Mario Bojórquez
.

Alberto Caeiro (heterónimo de Fernando Pessoa, Portugal, 1888 - 1935).