Pintura y poesía

Pintura y poesía

miércoles, 9 de marzo de 2016

Manuel Vilas. El hundimiento.

 Retrato de Jaime Sabartés
Pablo Picasso
Óleo Sobre lienzo
Museo Pushkin, Moscú, Federación Rusa.

Sí, cuando lo conocí el tipo estaba acabado.
Solo bebía y reía y esas cosas. Te daba besos y abrazos.
Venga, vamos a tomar una copa aquí, otra allá.
“Una aquí, otra allá”, era todo cuanto decía
pero lo decía con gracia,
con conocimiento,
como si supiese algo más, algo especial,
que callaba.

Cuando le llegaban las pruebas de su nuevo libro,
en vez de corregirlas y mejorar la novela y los poemas,
lo celebraba bebiendo, bebiendo hasta que su cabeza
de piedra caía muerta sobre la mesa de mármol.

Celebraba sus libros nuevos antes de haberlos escrito,
pero era feliz así y no le hacía mal a nadie,
solo a sí mismo, era una eucaristía, se daba por nada.

Y era un tipo maravilloso, brindo a su salud,
brindo por don Miguel de Cervantes y Saavedra,
genio de España.

¿Pero así se llamaba?

Claro que no se llamaba así, cretino.
Pero cómo puedes tener tan poca imaginación.

Solo le gustaba celebrar cosas.
La pereza y la vejez prematura lo estaban matando.

Todos acabamos igual, así que hizo bien.

Y si hizo mal, a nadie le importa.
Solo a la madre tierra, que recoge nuestra podredumbre,
piel, huesos, carne corrompida,
y examina los despojos con ojos de forense iluminado o martirizado.

Intentaba que la gente sonriera, era muy buen tipo.

Aún me parece oírlo, “siéntate, hermano, qué quieres
beber un whisky o un gintonic,
qué alegría verte, qué guapo y qué elegante se te ve”.

Yo pensaba en su padre y en su madre,
jamás habló de ellos y, sin embargo, lo que decía

hacía pensar en ellos, misteriosa o tal vez tristemente.

Manuel Vilas (España, 1962).

2 comentarios:

  1. Manuel Vilas un rara avis que no lo es tanto, escribe una poesía o historias que sin artificios comunican de manera simple lo más profundo. Lo diario o lo extraño así visto en forma de poema conecta con lo más humano de la persona. Buena elección y apuesta por un poeta de cuya obra se trasluce el fondo,las aguas bajan cristalinas.

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  2. Completamente de acuerdo, Néstor. Lo que él comunica no es raro en el ser humano.Lo raro es que alguien se atreva a comunicarlo... y él lo hace sencillamente y muy bien.

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