Pintura y poesía

Pintura y poesía

miércoles, 23 de marzo de 2016

Cintio Vitier. Un extraño honor.

Cabeza de anciano (1618 - 1620)
Anton Van Dyck (1599-1641)
Óleo sobre lienzo
Museo del Prado, Madrid, España.

El árbol sabe, con sus raíces y sus ramas, 
todo aquello que puede ser un árbol: 
¿o acaso también falta 
a su mitad visible otro esplendor 
que es lo que está sufriendo y anhelando? 
No lo sabemos. Pero él 
no necesita conocerse. Basta 
que su misterio sea, sin palabras 
que vayan a decirle lo que es, lo que no es. 
El árbol, majestuoso como un árbol, 
lleno de identidad hasta las puntas, 
puede medirse cara a cara con el ángel. 

Y nosotros ¿con quién nos mediremos, 
quién ha de compartir nuestra congoja? 
Ved ese rostro, escrutad esa mirada 
donde lo que brilla es un vacío, 
repasad como en sueños 
esas líneas dolorosas en tomo de los labios, 
ese surco que ha de ahondarse en la mejilla, 
la desolada playa de la frente, 
la nariz como un túmulo funesto. ¡Qué devastado reino, 
qué fiero y melancólico despojo, humeando todavía! 
Sólo otro rostro podría comprenderlo. 
Así nos miramos cara a cara, el alma desollada, 
con el secreto júbilo insondable que nos funda, 
que está hecho de vergüenza 
y de un extraño honor.

Cintio Vitier (Cuba, 1921 – 2009). 

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