Pintura y poesía

Pintura y poesía

viernes, 24 de julio de 2015

Pablo Neruda. El colibrí.

Paisaje tropical con diez colibríes
Martin Johnson Heade
Óleo sobre lienzo
Estados Unidos

Al colibrí,
volante chispa de agua,
incandescente gota de fuego americano,
resumen encendido de la selva,
arco iris de precisión celeste:
al picaflor un arco,
un hilo de oro,
una fogata verde!

Oh mínimo relámpago viviente,
cuando se sostiene en el aire
tu estructura de polen,
pluma o brasa,
te pregunto,
qué cosa eres,
en dónde te originas?

Tal vez en la edad ciega del diluvio,
en el lodo de la fertilidad,
cuando la rosa se congeló en un puño de antracita
cada uno en su secreta galería,
tal vez entonces del reptil herido
rodó un fragmento,
un átomo de oro,
la última escama cósmica,
una gota del incendio terrestre
y voló suspendiendo tu hermosura,
tu iridiscente y rápido zafiro.

Duermes en una nuez,
cabes en una minúscula corola,
flecha,
designio,
escudo,
vibración de la miel, rayo del polen,
eres tan valeroso
que el halcón con su negra emplumadura no te amedrenta:
giras como luz en la luz,
aire en el aire,
y entras volando en el estuche húmedo
de una flor temblorosa
sin miedo de que su miel nupcial te decapite.

Del escarlata al oro espolvoreado,
al amarillo que arde,
a la rara esmeralda cenicienta,
al terciopelo anaranjado y negro
de tu tornasolado corselete,
hasta el dibujo que como
espina de ámbar te comienza,
pequeño ser supremo,
eres milagro,
y ardes desde California caliente
hasta el silbido del viento amargo de la Patagonia.

Semilla del sol
eres fuego emplumado,
minúscula bandera voladora,
pétalo de los pueblos que callaron,
sílaba de la sangre enterrada,
penacho del antiguo corazón sumergido.


Pablo Neruda (Chile, 1904 – 1973)

1971

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